BUENOS AIRES (Reuters) - "No se puede vivir sin héroes, santos ni mártires", decía el escritor argentino Ernesto Sabato.
Pese a tener sólo tres novelas escritas -"El túnel", publicada en 1948, "Sobre héroes y tumbas", en 1961, y "Abaddón el exterminador", en 1974 -, Sabato es un poco héroe y un poco santo en Argentina.
Idolatrado por jóvenes y estudiantes que admiraban su defensa de la justicia y los derechos humanos, Sabato murió en la madrugada del sábado a los 99 años debido a una bronquitis.
Cuando terminó la cruenta dictadura militar que gobernó el país, entre 1976 y 1983, Sabato fue designado para presidir la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), cuya tarea fue investigar el destino de los miles de argentinos que desaparecieron durante ese período.
La CONADEP recopiló 50.000 páginas de escalofriantes evidencias de secuestros, torturas, violaciones y asesinatos de integrantes de las guerrillas de izquierda, simpatizantes, familiares o militantes políticos.
Sus hallazgos sobre los crímenes de la dictadura y las recomendaciones sobre el castigo que deberían recibir los represores se publicaron en 1984 en un libro llamado "Nunca Más". Ese mismo año, ganó el premio Miguel de Cervantes, considerado el principal galardón de las letras en castellano.
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