miércoles, 25 de mayo de 2011

Oprah transmite último programa luego de 25 años al aire



Esta vez no hubo autos gratis ni celebridades invitadas, sólo una multitud de personas en el público, de las que Oprah Winfrey se despidió en su famoso programa.

La transmisión final, que se grabó el martes y se transmitió el miércoles, se centró en una cosa que convirtió a Winfrey en un éxito multimillonario: La relación única que logró con millones de espectadores durante 25 años. En el programa que ella describió como una ``carta de amor'' a sus seguidores dejó en claro que todas esas amistades que mantenía por la televisión eran recíprocas.

``Algo en mí se relacionó con cada uno de ustedes en una forma que me permitía verme a mí misma en ustedes y a ustedes en mi'', dijo Winfrey. ``Escuché y crecí, también sé que ustedes crecieron conmigo''.

Winfrey fue la única persona en el escenario, con muy poca música de fondo y algunos cortos de episodios del pasado. El programa fue a un corte comercial con la balada ``Twenty-Five Years'' que escribió y grabó Paul Simon para ella.

La conductora calificó a sus seguidores como un ``puerto seguro'' y los ojos se le llenaron de lágrimas cuando reflexionó sobre su infancia en una zona rural del Misisipí.

``No es una coincidencia que una pequeña niña solitaria'', dijo Winfrey con la voz entrecortada, ``que no sentía mucho amor, a pesar de que mis padres y mis abuelos hacían lo mejor que podían, no es una coincidencia que haya crecido para sentir una gratitud, afecto, confianza y reconocimiento genuinos de millones de personas como ustedes en todo el mundo''.

Winfrey le dijo a su público que a veces fue una maestra, pero que más a menudo los televidentes le ensañaron a ella. Dijo que el episodio del miércoles era su ``última clase''.

El programa era la última pieza de una despedida de meses, pero cuando se acercaba la hora final Winfrey prefirió no despedirse por última vez.

``No voy a decir adiós. Sólo voy a decir hasta la próxima'', dijo.

Winfrey abrazó y besó a su pareja Stedman Graham y estrechó las manos de miembros del público, antes de salir por los pasillos de los Harpo Studios en Chicago, abrazando y llorando con sus empleados.

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